Florencia Romero brinda un servicio de reparación especializado en lavarropas, sus capacidades las adquirió cuando decididamente procedió a reparar su propio electrodoméstico “empecé arreglando el mío, lo desarmé y le cambié los rodamientos” recordó en diálogo con Impacto Local.
Así fue como comenzó hace 16 años “arreglando el de mi vecina, mi hermana, sin estudiar aprendiendo sobre la marcha” detalló y agregó que “todo me lo enseñó el ir haciéndolo, la práctica”. Por otra parte añadió que gracias a su curiosidad en los negocios donde compraba sus herramientas o repuestos también pudo adquirir conocimientos, y remarcó que “cada vez que iba siempre me decía algo y yo absorbía”.
A partir del sentimiento de poder realizar por si misma el arreglo de este elemento tan imprescindible para el hogar, comprendió que su servicio debía contribuir desde una modalidad más empática apelando que “siempre me pongo en el lugar de ellas” sugiriendo que la abrumadora tarea de lavar la ropa recae en la mujer y quedarse sin el artefacto representa un duro trabajo para la persona, por eso “mi slogan es de mujer a mujer”.
Bajo ese concepto reconoce que “la gente me llama sabiendo que es muy factible que lo deje funcionando” es por eso que siempre lleva consigo “un bolso con un poco de cada lavarropas” para poder finalizar los trabajos en el momento con los “repuestos usados en condiciones” que ofrece. En relación a eso destacó que “no cobramos presupuesto, no le encuentro sentido y eso nos genera mucho trabajo”.
En cuanto al hecho de ser mujer y desarrollar un oficio dispuesto en su mayoría por hombres planteó que “tenemos formas diferentes de trabajar” y en ese sentido sentenció que “yo voy al domicilio y lo doy vuelta hasta que le encuentro el problema” manifestando desde su percepción un mayor compromiso con las tareas que el sexo opuesto. “Por lo que me eligen es porque yo voy al domicilio lo revisamos juntos le cuento como mantener la vida útil, le muestro realmente cual es el problema del lavarropas” definió, dejando vislumbrar la honestidad que posee a la hora de trabajar, y aseguró que con sus 46 años de edad, “mi trabajo es mi pasión”.
Enfrentando la dura situación sanitaria en cuanto a la pandemia y el impacto que tiene económicamente, Florencia continúa creciendo y ampliando su alcance ya que “empezamos hace una o dos semanas con Zárate y Campana”. En su esquema laboral precisó que “los trabajamos a la mañana y luego del mediodía nos dedicamos a Lima” contemplando las restricciones horarias, también sobre los métodos de prevención enfatizó en que “usamos barbijo durante todo el tiempo que estemos en el domicilio, y nos rociamos alcohol en la ropa y las manos antes y después de entrar” en la vivienda.