Una mujer y su hija denunciaron que fueron abusadas cuando eran menores de edad por el mismo familiar. El acusado sigue libre y temen por amenazas que reciben a diario.
La vecina del Barrio Lubo de Campana, Laura Mariana de León, denunció que fue víctima de abuso sexual cuando “quedábamos a cuidado de mi abuela materna” quien “me entregaba a su hijo, abusador de mi hija también”. En ese sentido reveló que los abusos comenzaron cuando tenía 11 años, añadiendo que “me entregaba a un señor mayor también, por plata”. En ese sentido remarcó que “antes los abusos se callaban” especificando que con “amenazas y golpes me mantuvieron callada, y después crecí con eso sin contárselo a nadie” confesó.
El acusado, que hoy tiene 50 años de edad, “siguió viviendo en mi casa porque nunca lo conté” resaltó la víctima quién por circunstancias personales continuó viviendo hasta hoy en el mismo hogar. Su silencio persistió hasta que “el 3 de diciembre pasado» cuando estaba junto a su hija, en ese momento de 14 años, “estábamos mirando el teléfono y aparece un video sobre abuso sexual, ella se larga a llorar y me empieza a contar que el abusador de mi infancia hacía lo mismo con ella desde los 12 años”. En consecuencia de ese trágico momento cuando su hija cuenta lo sucedido “ahí fue cuando yo pude hablar por primera vez también” precisó la madre.
El próximo paso a seguir de la familia sucedió el 4 de diciembre cuando “hago la denuncia en la comisaria de la mujer”. Radicada la denuncia, la mujer víctima de su tío denunciado como autor del aberrante hecho, junto a la menor de edad también afectada por el mismo acusado, arrojó que “no pude volver a mi casa durante días, porque tenía que esperar la restitución de hogar del abusador” resaltando que “el abusador durmiendo tranquilo y yo con mis 4 hijos y mi madre sin tener donde ir”.
“El 7 de diciembre a la mañana temprano esperamos a que no esté” (el acusado) “y lo esperamos con un patrullero que me hicieron el favor de decirle que se tenía que retirar pero en verdad el papel no había llegado” dijo, refiriéndose a la orden de restitución de hogar para el acusado. Luego, continuó relatando que “ahí pudimos volver a mi casa” exponiendo que “cuando él se retira del domicilio abro la puerta de su dormitorio que siempre tenía bajo candado”. En ese lugar “me encuentro con más de 20 profilácticos atados y ropas de criaturas manchadas con semen, está todo en fiscalía” aseveró Laura. En ese marco e insistiendo en la búsqueda de elementos que sumen en su causa describió que “sigo revolviendo y me encuentro con papeles médicos donde figura que él tiene trastorno psicótico de triple personalidad” información que no había sido revelada con anterioridad “no sabíamos nada” explicó.
Sobre lo ocurrido entre el abusador y la menor de edad desde el año 2018, Laura Mariana de León explicó que en el hogar convivían su madre y sus 4 hijos/as, aseverando que “los abusos pasaban cuando yo y mi mamá concordábamos con el turno tarde en el trabajo” quedando así “mis hijos a cuidado de mi hijo mayor de 19 años”. Con profundo dolor se lamentó por lo sucedido y deslizó que “eran descuidos que encontraba el abusador para abusar de ella”. También determinó que “bajo las mismas amenazas que me hacía a mi tuvo callada a mi hija” y mencionó que la joven víctima “hace un mes y medio quemó toda su ropa quedándose con lo puesto y en ese sentido transmitió con vívida aflicción que “los psicólogos me dijeron que eso era normal en adolescentes abusados tratando de borrar sus recuerdos”.
En referencia al proceso legal de su hija destacó que “mi hija empezó con tratamiento psicológico y psiquiátrico” también precisó que “los casos se tomaron como denuncias paralelas” consignando que “estamos esperando Cámara Gesell para ella”. Señaló que “llegó el papel de la restitución pero él no se quedó conforme con eso” y sobre ello manifestó que “le dieron una perimetral de 100 metros, y yo viviendo a mitad de cuadra, él se paraba en la esquina violando la perimetral” razón por la cual “realizo otra denuncia por desobediencia pero no pasó nada, nunca se lo llevaron preso” aseveró. Asimismo, expresó que “empecé a recibir amenazas de mi otro tío quien tiene al abusador en su casa” aduciendo al hecho de que “porque esta es la casa de su madre y yo no tengo derecho de estar en su casa” y es este motivo lo que despierta una profunda intranquilidad y preocupación en las víctimas.
Las víctimas destacaron que lograron “avanzar con la causa” cuando se unieron a la agrupación “Yo si te creo” evidenciando que “la victima tiene que luchar mucho para que te escuchen y te tomen en serio” agregando que haciendo pública su causa y “presionando en las marchas” es la única manera efectiva “de ser escuchada”.
Respecto a los prejuicios “que puedan emitir en las redes sociales” reflexionó diciendo “estoy preparada para todo lo que digan, los comentarios maliciosos no me van a lastimar” concluyendo con una fuerte denuncia social: “por eso las mujeres no hablan, por culpa de la sociedad”.