El reactor Carem (Central Argentina de Elementos Modulares) es uno de los tres proyectos de plantas modulares de energía nuclear más avanzados del mundo y, mientras su prototipo se construye en la localidad bonaerense de Lima, fue reconocido por autoridades de 38 países presentes en un encuentro internacional en Viena, explicó la doctora en física, investigadora del Conicet y presidenta de la CNEA, Adriana Serquis.
Una delegación argentina compuesta por representantes de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) y la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NASA), a cargo de la operación de las centrales de Embalse y Atucha I y II, participaron en Viena de los debates internacionales sobre los criterios de validación para las tecnologías y seguridad en Reactores Modulares Pequeños (SMR, por su sigla en inglés).
La titular de la CNEA, Adriana Serquis, afirmó en diálogo con la agencia de noticias Télam que «las grandes centrales nucleares de generación eléctrica desde hace muchos años y a pesar de las medidas de seguridad y la baja tasa de incidentes siempre han generado temor en un sector de la sociedad, pero además de eso son emprendimientos que requieren de grandes cantidades de financiamiento y que pueden demorar años desde el comienzo de la obra hasta su puesta en marcha; por todo eso el mundo comenzó a mirar con muy buenos ojos los reactores tipo SMR entre los que está el Carem».
La funcionaria apuntó que «las nuevas centrales nucleares en general tienen vidas útiles estimadas en unos 60 años, y los reactores modulares además cuentan con capacidades como una gran adaptabilidad para operar fuera de la red o en funciones específicas, y con sistemas pasivos de seguridad que garantizan que ante el improbable caso de una falla puedan autoapagarse y que todo quede autocontenido».
«Pero nuestro país ya tiene una historia exitosa en el diseño y la producción de reactores de investigación y multipropósito», destacó Serquis.
La científica consideró que «este proyecto significa para Argentina volver a apostar a un desarrollo completamente propio que aspira a desarrollar pymes industriales que califiquen componentes y desarrollen conocimiento en un proyecto con 70 por ciento de integración nacional y con una gran perspectiva de exportación».
«Los reactores tipo SMR ‘se pusieron de moda’ ahora por la necesidad global de transicionar hacia energías limpias y ante la evidencia de que con las renovables no va a ser suficiente para sostener los niveles necesarios de reducción de las emisiones de carbono; la experiencia alemana que al dejar la energía nuclear tuvo que aumentar el uso de centrales de carbón elevando los niveles de contaminación es también un factor que vuelve más atractiva esta tecnología», añadió.
En China comenzó la construcción del CP-100 mientras que en Corea del Sur el reactor SMART presenta algunas demoras, en tanto que el Reino Unido trabaja en la validación de un proyecto de Rolls Royce, en Estados Unidos los proyectos NuScale y Terra Power estiman ponerse en marcha alrededor de 2027 y en Rusia proponen colocar en esta categoría un reactor diseñado para la propulsión naval.
Respecto del proyecto argentino, Serquis informó que «en estos momentos se realiza una evaluación realista de los plazos posibles porque cuando iniciamos la gestión el desarrollo estaba suspendido, esperamos que el prototipo esté terminado en 2026 y ponerlo en marcha en 2027; además en paralelo vamos a avanzar con el desarrollo del Carem comercial que no necesita esperar a la puesta en marcha del prototipo para salir a buscar financiamiento».
«Los reactores SMR no compiten con las centrales de potencia, sino que las complementan; además el Carem nos permite operar centrales de uranio enriquecido como la que estamos desarrollando con China, un proyecto apoya al otro, la transferencia de tecnología para la elaboración de combustible es una cláusula de ese contrato firmado por NASA que queda a cargo de la CNEA», aclaró.
La funcionaria enfatizó que «no todo el mundo está habilitado a vender o a comprar insumos para el desarrollo nuclear y Argentina es parte del grupo de países que está habilitado a ambas cosas; uno de los objetivos del Carem es replicar la experiencia exitosa de exportación que Argentina ya tiene en reactores de investigación y por eso es importante participar en estos foros como el de Viena en los que se debaten normativas de regulación que dan marco a estos desarrollos, porque no sólo es importante resolver lo financiero y lo técnico, sino también lo regulatorio».
La especialista dijo que «a veces el público no lo nota, pero en el ámbito nuclear hay un reconocimiento del resto del mundo para Argentina por su experiencia y capacidades, nuestra participación del G-20 es en parte por nuestro desarrollo de la energía nuclear; a pesar de los vaivenes Argentina sigue demostrando que tenemos capacidad de jugar por cuenta propia y eso parece no ser cómodo para las grandes potencias, vienen siempre tratando de demostrar que lo que hacemos es proliferante o que no avancemos con el reactor chino, pero apostamos a desarrollarnos desde la periferia de manera independiente de las potencias».
La OIEA reunió en Viena a los encargados de formular políticas, los reguladores, los diseñadores, los proveedores y los operadores para desarrollar enfoques comunes para los reactores modulares pequeños.
Su principal objetivo es facilitar el despliegue seguro de los SMR y otras tecnologías nucleares avanzadas, maximizando así su contribución al logro de los objetivos de la Agenda 2030 y el Acuerdo de París, los cuales apuntan a alcanzar cero emisiones netas de carbono para el año 2050.
Serquis contó que simultáneamente en Varsovia se desarrollaba la reunión del Nuclear Supply Group (NSG), que regula normativas y define los materiales que pueden ser exportados a determinados para evitar la proliferación, «que es el uso bélico de esta tecnología; nuestro país no hizo desarrollos militares, siempre fue pacífico y siempre cumplió las normas de no proliferación, así y todo el Tratado de No Proliferación (TNP) regula que los que no tienen armas nucleares no las adquieran mientras que los que ya las poseen se deberían regular a sí mismos».
La presidenta de la CNEA puntualizó que «el NSG define normativas sobre los materiales que se pueden usar en industria nuclear pueden ser comprados por qué países, y eso en este contexto global es algo muy importante porque es una mesa en la que están presentes Rusia, China, EEUU, Francia e Inglaterra junto a otros países como Argentina o Polonia que no tenemos armas nucleares pero participamos del mecanismo de control, por eso el año que viene el NSG se hace en Argentina, porque nos ven con cierta seriedad y capacidad de desarrollo de tecnología nuclear».
Como parte de la actividad, las autoridades de la CNEA se reunieron con Rafael Grossi, director de la Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para discutir el estado de avance de diversos proyectos del organismo, entre ellos, la obra del Carem y del reactor RA-10 y el estado de transferencia del contrato de tecnología para los combustibles de la nueva central nuclear Hualong.
También conversaron sobre la puesta en marcha de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) y sobre algunas iniciativas en materia de medicina nuclear relacionadas con el proyecto de la OIEA Rayos de Esperanza.
(TELAM)