Rosa Marta Invernon, jubilada de 73 años, fue asesinada hace un año en un descampado de la localidad de Campana. Todavía los investigadores no lograron atrapar al responsable.
Sin embargo, continúan en la intensa búsqueda. Sobre el sospechoso, lo único que hay es un identikit, que ilustra esta nota. Pero su identidad es un misterio.
En paralelo, el Ministerio de Seguridad de la Nación ofrece una recompensa de 1.000.000 de pesos para quienes aporten datos que permitan dar con el autor del femicidio. Por ahora, nadie se comunicó con la UFI N°2 de Campana, a cargo de la fiscal Ana Laura Brizuela, quien instruye la causa.
Los restos de Invernon fueron hallados el 16 de octubre pasado en un camino que cruza un terreno rodeado por abundante vegetación, en el barrio Otamendi, de Campana. Según detallaron, el cadáver se encontraba desnudo de la cintura para abajo y parte de su ropa interior se halló a unos 300 metros del cuerpo, lo que desde el inicio fue interpretado como indicio de un ataque con fines sexuales, a pesar de que no se detectaron evidencias de que la víctima haya sido violada.
La autopsia reveló que Invernon murió como consecuencia de múltiples golpes en la cabeza provocados con un objeto romo, es decir, con un elemento contundente sin filo.
El cuerpo fue hallado cerca de las 11.35 de aquel día por una persona que caminaba por la zona y que, al verlo, alertó a la policía mediante un llamado al 911. Los agentes determinaron que la víctima tenía todas sus pertenencias, ya que en la escena del ataque se hallaron su teléfono celular, 2.000 pesos, las llaves de su casa, una bolsa con pertenencias y su DNI, lo que hizo a los investigadores descartar la pista del robo como motivación del asesinato.
“La víctima sufrió un ataque con fines sexuales, ya que estaba desnuda de la cintura para abajo. El perfil del agresor, basándonos en el análisis realizado, nos indica que se trata de una persona que posee alteraciones psicológicas y tendencia a la gerontofilia, una fijación sexual con los adultos mayores”, explicó a la agencia de noticias Télam un investigador con acceso a la causa.
Los mismos peritos detallaron que, con base en cómo se encontró el cuerpo de Invernon y a la metodología utilizada para llevar a cabo el crimen, el agresor “es un hombre desorganizado e impulsivo”, que “no pensó en la víctima, no la eligió, sino que se trató de una situación espontánea”.
Para avanzar en la identificación del sospechoso, la fiscal Brizuela envió la totalidad de las prendas de vestir de la víctima y muestras extraídas de sus uñas a los laboratorios judiciales de las localidades bonaerenses de Junín y La Plata con el fin de detectar rastros genéticos que conduzcan al él, aunque sin resultados. “No hay ADN distinto al de ella”, dijo una de las fuentes consultadas.
Según la hipótesis, elaborada en base a distintas pruebas recolectadas, el atacante interceptó a Rosa y de alguna manera, por la fuerza o con un engaño, la hizo desviar su camino hasta un descampado que queda a unos 150 metros de la estación. Allí, la atacó salvajemente y la asesinó. Un año después, sin pistas nuevas, un identikit es la base de la búsqueda del principal sospechoso por el crimen de la jubilada.