Mauro Pertossi, padre de Luciano y Ciro, tío de Lucas, y tío y padrino de Blas Cinalli, fue el primer familiar en hablar en esta audiencia número 12. Para comenzar, el abogado defensor, Hugo Tomei, le preguntó cuáles eran las actividades de sus hijos. “Luciano había terminado el secundario. Ciro había empezado el CBC para la carrera de Arquitectura. No nos alcanzaba el dinero para ayudarlos para irse de vacaciones y, entonces, hicieron changuitas”, indicó. Detalló también que los jóvenes fueron a Villa Gesell en el auto del padre de Máximo Thomsen, Marcial, y en el de Matías Benicelli. En medio de la declaración, Pertossi comenzó a llorar cuando recordó lo que pasó después.
“Después de 25 años de trabajo me desligaron, empecé de chico a trabajar. Ahora tengo otros tengo otros problemas, no consigo trabajo, el sostén de la familia es mi esposa. Las cosas no salen bien, he recibido amenazas”, indicó.
En la parte más fuerte de su declaración, negó las acusaciones contra Luciano y Ciro: “Mis hijos no son asesinos. No puedo creer de lo que se los está acusando”. Desde el banco de madera donde estaban sentados junto al resto de los imputados, ambos jóvenes lloraban al escucharlo. Con esa frase, Pertossi terminó su exposición y fue a sentarse al lado de su esposa.