Basados en el alto aporte nutricional y contenido proteico de esta «fuente alternativa y sustentable de alimentación», investigadores del INTA y del INTI elaboraron budines, panes y pastas a partir de grillo en polvo.
Para la prueba utilizaron insectos de la especie Gryllus assimilis, los cuales fueron provistos por una empresa privada. Las muestras fueron secadas, molidas y tamizadas hasta obtener un polvo de características similares a las de la harina de trigo.
“Entre estos prototipos, ya hicimos panificados, barras de cereales y logramos elaborar pastas que cuentan con un alto contenido de proteínas, según las normas de rotulado nutricional del Código Alimentario Argentino (CAA)”, dijo Gabriela Gallardo, directora del trabajo e investigadora en el Instituto de Tecnología de Alimentos del INTA.
En el marco de la investigación, el grupo elaboró fideos frescos tipo “rigatoni” con dos tipos de masa: una tradicional a partir de una mezcla de harina integral y harina 000; y un reformulado que reemplazó en un 18 % la mezcla anterior con grillo en polvo.
Ambas mantuvieron la misma cohesión y características de amasado, rígida pero manejable y con una diferencia notoria de color, y luego de su cocción conservaron la forma, sin aglutinamiento y con el sabor característico de la pasta integral.
“La masa cruda con polvo de grillos presentó un aumento en el contenido de proteínas de un 30.8 %”, señaló Verónica Chamorro, también del Instituto de Tecnología de Alimentos del INTA.
Asimismo, la especialista subrayó la importancia de “buscar fuentes alternativas de nutrientes obtenidos por sistemas sostenibles” y ponderó la producción de insectos para consumo humano o animal, dado su bajo impacto ambiental y alto nivel proteico.
En esta línea, el INTA realizó una encuesta entre los consumidores que indicó que “más del 60 % de los consumidores encuestados aceptaría el uso de polvo de insectos como ingrediente en un alimento”.