El gobierno nacional despidió a 160 de los 600 trabajadores de la construcción destinados al proyecto de reactor nuclear CAREM, pero el sindicato obtuvo la conciliación obligatoria provincial.
«El gobierno de Milei quiere desmantelar este proyecto, que es estratégico para los intereses nacionales», definió Julio González, la máxima autoridad de la regional Zárate de UOCRA. La motosierra del Presidente Javier Milei llegó a la planta nuclear de Atucha, en la localidad de Lima, partido de Zárate. Fueron despedidos 160 trabajadores de UOCRA que construían el CAREM 25, el reactor argentino mediano, una obra clave para la soberanía energética, que además tenía serias chances de exportarse. Sindicatos y legisladores, unidos en su defensa.
La obra y el proyecto CAREM 25 son potestad de la empresa pública Nucleoeléctrica Sociedad Anónima, que figuraba en el listado de empresas a privatizar de la fallida ley ómnibus, caída en febrero pasado.
Interesados sobran, ya que el proyecto CAREM tiene un enorme potencial económico y estratégico. Carem es la sigla de Central Argentina de Elementos Modulares, y designa el primer prototipo de reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en Argentina.
El CAREM permite generar energía eléctrica hasta los 32 megavatios, suficiente para abastecer a una población de unos 120 mil habitantes, es altamente apto para brindar servicios en zonas alejadas de los centros urbanos y es fácilmente replicable, por lo que generaría, además de un importante ahorro de divisas al sustituir importaciones, ingresos genuinos por exportación.
Para Morán, el freno a la obra va a contramano de los intereses del país. “El CAREM es parte de un plan estratégico porque además de generar energía para nuestro sistema es una oportunidad única de exportar conocimiento. Cuando más necesitamos de este tipo de tecnología a nivel mundial, con la transición energética en pleno auge, toman esta desacertada decisión. Desguazar este tipo de energía, que es la que necesita el mundo, que es segura, abandonar la investigación y la producción, les es indiferente, no les importa que lo pague la gente”, explica.
Morán aporta otro dato clave para entender la decisión. “El gobierno también demora obras claves como el reversal del norte. Detener las obras estratégicas implica prolongar la dependencia de las importaciones de GNL en vez de desarrollar energía nuclear limpia”.
[FUENTE: Buenos Aires/12]