Más de 80 jóvenes privados de libertad participaron en la Unidad 57 del Servicio Penitenciario Bonaerense, en Campana, una charla motivacional brindada por el goleador de la Academia de Avellaneda.
El actual número 9 de Racing contó su historia de vida, la que incluye su paso por la cárcel como detenido. La visita fue coordinada por el Departamento Deportes de la Unidad 57, programada por el director de la cárcel, Juan Patricio Echeverría y por la directora de la Región VIII del Patronato de Liberados Cecilia Moyano, en el marco de las políticas de asistencia y tratamiento emanadas desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos provincial.
El destacado futbolista profesional, nacido en la localidad de Campana, tuvo hace unos años atrás un breve paso por la Unidad 21 de esa localidad donde estuvo detenido por un dudoso episodio del que luego fue desvinculado.
Ahora, a los 31 años, “Maravilla” se destaca en Racing, pese a que nunca hizo Inferiores, ya que luego de estar preso, recién llegó de forma regular al fútbol con 23 años.
Antes, apenas había tenido una experiencia en Villa Dálmine a los 17 y solo había jugado en un club local amateur llamado “Las Acacias”.
Previo al fútbol y a su breve espacio de detención había trabajado como recolector de basura y albañil.
Qué les dijo
Martínez se refirió a su infancia, a su familia, su paso por la cárcel y de su experiencia en el fútbol, todo, tratando de llegarle a cada uno con un mensaje alentador, asegurándoles que si se lo proponen puede insertarse nuevamente a la vida cotidiana, una vez que logren su libertad: “Como me pasó a mí que pude recuperar mis sueños y hacerlos realidad”.
Les acercó un mensaje de superación, dando cuenta que es posible reinsertarse a la vida en sociedad una vez obtenida la libertad. “Para ello es necesario tener perseverancia y sacrificio, y saber aprovechar las herramientas que pueden adquirir durante el tiempo de encierro, como los aprendizajes en oficios, estudios secundarios, terciarios y/o universitarios”, les aconsejó.
“Nada fue fácil” – agregó- quien recién a los 23 se metió de lleno en el fútbol cuando aprovechó su chance en Defensores Unidos de Zárate, luego continuó su camino por el ascenso y pasó a Atlanta. Más adelante llegó el momento de emigrar al Paraguay, donde se destacó en Sol de América, Libertad y Cerro Porteño.
Después estuvo un año en el Coritiba de Brasil y una vez que regresó a la Argentina acentuó su gran faena en Instituto de Córdoba, donde marcó 18 goles y dio 9 asistencias en 41 partidos.