El Secretario General de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) Abel Furlán analizó la actualidad de la industria y advirtió que la caída de la actividad y la “apertura indiscriminada de las importaciones” indican que la cadena de valor empeorará en 2025. “La Argentina se está desindustrializando y nuestros principales socios comerciales están fortaleciendo sus procesos productivos”, lamentó en declaraciones radiales.
No debe haber mejor representante del mundo laboral para hablar ahora, fin de año, de qué está pasando con la industria. ¿Qué significa este modelo económico? ¿Qué éxitos por un lado tiene, un ordenamiento de la macroeconomía, y qué costos tiene, por otro lado, en la reducción de la industria? Nos encontramos en Estados Unidos con un presidente por asumir, que lo que plantea es el reshoring.
Está claro que la Argentina se instaló, desde hace un año a esta parte, un claro proceso de desindustrialización, y basta con mirar los índices de cómo ha caído la actividad industrial. Por ser el gremio industrial más importante de la República Argentina, estamos padeciendo las consecuencias de esta política, que no es la primera vez que sufrimos. Ya la hemos implementado en otras oportunidades y, para la Argentina y para nosotros, en particular, ha sido nefasta. Siempre que esta política y este modelo de industrialización se terminan instalando con la consigna o la pretensión de resolver problemas estructurales que tiene Argentina.
Los países centrales que han resuelto el problema en sus sociedades son aquellos que han decidido fortalecer sus procesos productivos y sus modelos industriales. Podemos hablar de cómo Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, o China fortalecen sus procesos industriales agregando valor a sus recursos naturales en pos de resolver los problemas de sus sociedades. En paralelo, o en consonancia con esa situación, Argentina hoy lleva adelante un proceso de desindustrialización. Nuestros principales socios comerciales de nuestra región, como Brasil o México, están haciendo inversiones monstruosas, fortaleciendo su aparato productivo, a los efectos de estar sentados en las tensiones que está dirimiendo el mundo global. La disputa fundamental, o una de las tensiones fundamentales, es quién se queda con el trabajo calificado porque el trabajo calificado termina siendo el trabajo mejor remunerado.
La Argentina, mientras tanto, se está desindustrializando y nuestros principales socios comerciales están fortaleciendo sus procesos productivos porque entienden que de esa manera van a estar sentados en la mesa viendo con qué proceso se quedan. Si no nos damos cuenta de esa situación, si no repensamos lo que está sucediendo en este mundo global, nos vamos a terminar quedando con la marginalidad del trabajo. Eso significa que el trabajo que nos quede, el que nos toque, será un trabajo poco remunerado, que no generará absolutamente ningún incentivo para nuestra sociedad.
En el año se perdieron 140.000 empleos de trabajadores formales y 110.000 de cuenta propia. ¿Cómo toca especialmente eso a la Unión Obrera Metalúrgica? ¿La cantidad de empleos formales en la industria metalúrgica sigue esta proporción o todavía es aún mayor?
Sí, claro. De esos 22.000 de esos 140.000 puestos de trabajo perdidos en lo que va del año son nuestros, y no son cualquier puesto de trabajo porque son puestos de trabajo calificados. Uno de cada cinco puestos que se perdieron en 2024 fueron metalúrgicos. Son compañeros capacitados, formados, donde las empresas hacen inversiones importantes a la hora de formar un trabajador porque no es sencillo formar un soldador o un tornero en nuestra actividad. Es lamentable que hayamos perdido tantos puestos de trabajo, y tenemos una situación muy compleja en todo el entramado PYME.
Los empresarios han decidido sostener la empleabilidad, aún habiendo desaparecido la demanda de la producción que ellos necesitan realizar todos los días porque el activo más importante que tienen son los recursos humanos, sus propios trabajadores, y lo último que piensan es en deshacerse de ellos. Esta situación hace que tengamos entre 25.000 y 30.000 puestos de trabajo comprometidos para el próximo semestre porque no sabemos si las empresas van a poder seguir sosteniendo los puestos de trabajo sin producir. Los estamos sosteniendo porque hemos decidido tener como prioridad el sostenimiento de la empleabilidad con esquema de suspensiones, pero no sabemos por cuánto tiempo más.
La caída de la actividad económica se está haciendo con la corrección de los índices de inflación, con el déficit fiscal y reprimiendo a la economía de una manera nunca vista. Esto hace que haya desaparecido la demanda, y es una situación anormal. No es que nosotros estemos diciendo que no estamos de acuerdo en resolver el problema de inflación o del déficit fiscal. A mí, en particular, me gustaría que eso se corrija con una economía creciendo, expandiéndose, y no con una economía reprimiendo, que pone en riesgo todo el entramado PYME. Quienes tenemos alguna experiencia sabemos que cerrar una empresa es muy fácil, pero es muy difícil volverla a reabrir.
Uno de cada cinco empleos formales que se perdieron en la Argentina son metalúrgicos, y hay otros tantos que están en riesgo, en función de lo que pase en los próximos seis meses. El presidente de un banco público importante me decía que ellos veían un crecimiento de la falta de pago de las PYMES en el Conurbano bonaerense, y que eran muy pesimistas respecto del futuro de las empresas ¿Tu panorama también es así? ¿Crees que en 2025 se van a seguir perdiendo puestos de trabajo?
Sí, tenemos toda la certeza de que va a ocurrir eso por la apertura indiscriminada de las importaciones, fundamentalmente en una cadena de valor tan importante como la línea blanca. Todo el sector de electrodomésticos está siendo hoy importado desde afuera, haciendo caer. Hay entre 4.000 y 6.000 puestos de trabajo comprometidos solamente en la línea blanca. Ese sector, que lo produce parte de la provincia y otra parte en Rosario, en la provincia de Santa Fe, está siendo sometida a una situación que es muy difícil de recuperar, porque todos esos productos están ingresando importados desde afuera. El agravamiento que produce la decisión de la apertura de las importaciones, más las restricciones que tiene la economía para poder expandirse y de poder crecer, hace que nosotros no tengamos certeza de que esto vaya a mejorar. Todo lo contrario, tenemos la certeza de que el primer semestre de 2025, todos los índices que nosotros tenemos previstos muestran que empeorará nuestra cadena de valor.
Alejandro Gomel: ¿Qué reacción puede haber o va a haber ante esto? Vimos a la CGT, a principios de año, movilizándose, pero se fue desinflando tras un acercamiento zigzagueante de parte de la CGT con Casa Rosada. ¿Qué puede pasar?
Está muy claro que tenemos diferencias con algunos compañeros en cómo se debería plantar el movimiento obrero frente a una política de desindustrialización y de ataque permanente hacia las organizaciones sindicales, fundamentalmente hacia los trabajadores. Acá se pretende instalar que el problema que tiene la Argentina es el problema de los trabajadores. Al contrario, los trabajadores somos los que estamos sufriendo las consecuencias y lo hemos sufrido cada vez que se han instalado este tipo de políticas. Nos toman como responsables y culpables de tener derechos preestablecidos en las normas vigentes, y la realidad es que las normas vigentes son las mismas que han permitido que la Argentina crezca y se expanda.
En el 2001, en plena crisis, llegamos a tener 65.000 trabajadores. Con las mismas normativas vigentes que tenemos hoy recuperamos 150.000 trabajadores en el gobierno de Néstor y Cristina, y la industria volvió a recuperarse. Las normativas vigentes y los derechos que tienen los trabajadores no son lo que genera inconvenientes para que la Argentina pueda resolver los problemas estructurales. Si hay algo que tengamos que cambiar, soy uno de los dirigentes que tiene predisposición a actualizar y a modernizar el colectivo de trabajo que tenemos, porque entendemos que las tecnologías, la digitalización y la automatización han irrumpido en el mundo de la industria de una manera que nosotros debemos atender esas necesidades.
Ahora, eso no significa hacer perder derechos, que los trabajadores tengan peores condiciones de trabajo, que los trabajadores no garanticen un salario para sostener el plato de comida o tener una vida digna. El mundo tiene que cambiar para mejor, y esa situación está sin resolverse, porque, encima de que pretenden quitarle derechos a los trabajadores, hoy la Secretaría de Trabajo, impone pautas de incremento de la paritaria que no sostienen la posibilidad de recuperar el poder adquisitivo.
AG: La pregunta era si no hay una pasividad ahora por parte, especialmente de la CGT y, en general, de los sindicatos.
Sí, claro. Yo soy de los que piensan que no solamente tendríamos que estar en la calle resistiendo a este modelo, porque es todo pérdida, sino también estar pensando cómo levantamos nuestra voz para decirles que por acá no es el camino y que vamos a reconstruir nuestra Argentina. Tenemos diferencias con algunos compañeros que insisten en que el diálogo debe ser el mecanismo para tratar de resolver este problema, y yo no estoy en contra del diálogo, pero del otro lado hay oídos sordos, nadie escucha, y todo el mundo pretende instalar o imponer condiciones que no van a resolver el problema que tiene la Argentina.
AG: ¿Puede haber un armado por fuera de la CGT si la CGT no reacciona?
Yo apuesto a que, en algún momento, la Confederación General del Trabajo tenga un espacio de discusión y entienda que todo lo que nosotros tenemos para defender, y todo lo que nosotros tenemos para proponer, tiene que ser a partir de consensuar que la Argentina necesita fortalecer un modelo de desarrollo de su industria. Nosotros somos parte de la cooperación de gremios industriales de la República Argentina. Somos 33 gremios que representamos a 1.250.000 trabajadores en el mundo de la industria. Todos estamos atravesados por la problemática que nos genera esta política de desindustrialización, y ninguno está a salvo. Algunos sectores creen, como el energético, que se puede llegar a estar a salvo, pero si no aprovechamos la coyuntura para profundizar un modelo de desarrollo, nuestra industria no va a servir para nada.
Me quedo reflexionando respecto de esa idea de que Milei es un caballo de Troya de grandes corporaciones internacionales. Sobre las nacionales, me da la sensación de que Paolo Roca y Techint no están muy de acuerdo con este Gobierno y con sus políticas de este gobierno, teniendo en cuenta que 700 trabajadores de Acindar.
Claramente, pero se está aceptando, como la paralización de la obra pública. Todos sabemos lo que significa paralizar la obra pública para las economías regionales y para el entramado productivo de la Argentina. Y esto, de alguna manera, es avalado. Nadie levanta la mano y dice que no podemos estar haciendo esto. Entonces hay una complicidad de hacer algo pero en el fondo, los actos responden a otra cosa. A mí me gustaría que todo el entramado productivo de la República Argentina levante su voz, porque en el fondo, Paolo Roca convalida la política económica del Gobierno.
Por otra parte, nosotros lo que estamos diciendo es que no estamos en desacuerdo con que hay que corregir los temas que distorsionan la estructura económica de la República Argentina. Ahora, no se puede hacer a cualquier costo. No se puede hacer a costa de sacarle los medicamentos a los jubilados, hacerle caer el poder adquisitivo a los jubilados, imponerle a los trabajadores la pérdida de su salario real, generando una fenomenal transferencia de los recursos del sector del trabajo hacia los sectores más concentrados de la economía. La timba financiera todavía sigue siendo parte de un festival en la República Argentina y esto nadie lo señala.
¿Vos hablás con Paolo Roca?
Sí, sí, claro que hablo. Me das pie para decirte que el día sábado tuvimos una desgracia en la empresa Tenaris Siderca. Fallecieron dos compañeros supervisores en un accidente laboral que ha puesto en crisis absolutamente a todos y nos ha hecho reflexionar, porque muchas veces se privilegia, a través de las presiones, la producción y no se tiene en cuenta la seguridad de los trabajadores.
¿Notas que él está a favor de este proyecto económico o en contra de este proyecto económico?
Paolo Roca es uno de los principales industriales de la República Argentina y esto está fuera de toda discusión.
Te gustaría que lo dijera más fuerte, nada más que eso…
Ha decidido ser parte de este Gobierno también. Es la empresa multinacional que más funcionarios tiene en este gobierno. Entonces es difícil llevar adelante una política de desindustrialización siendo parte de este gobierno. Hay un poco de contradicciones ahí que a nosotros no nos terminan de cerrar.