Por Ing. Gabriel Cerasa, Presidente del Comité Interindustrial de Conservación del Ambiente Campana–Zárate (CICACZ).
En el escenario actual, la gestión ambiental dejó de ser un tema accesorio para convertirse en una pieza central de la estrategia de toda empresa industrial. Ya no alcanza con producir más y mejor: el mundo exige hacerlo de forma responsable, con un cuidado activo de los recursos naturales y un respeto profundo por las comunidades donde operamos.
En la región de Campana y Zárate, donde conviven industrias de gran envergadura con zonas urbanas y entornos naturales de alto valor, este compromiso adquiere una relevancia especial. Aquí, cada decisión industrial tiene un impacto potencial sobre el aire, el agua, el suelo y, sobre todo, sobre la calidad de vida de miles de personas.
De la obligación al compromiso genuino
Cumplir con normas y regulaciones ambientales es, por supuesto, un requisito básico. Sin embargo, el verdadero desafío es ir más allá de la obligación legal para adoptar un compromiso genuino, sostenido y proactivo. Esto implica desarrollar sistemas de gestión ambiental robustos, capacitar al personal, invertir en tecnologías limpias y establecer metas medibles que se revisen periódicamente.
En el CICACZ hemos comprobado que las empresas que integran la gestión ambiental en su cultura organizacional logran beneficios que trascienden lo ambiental: aumentan su eficiencia, reducen costos operativos, mejoran su reputación y fortalecen la confianza de la comunidad y de sus propios empleados.
Herramientas para un cambio real
Para que la gestión ambiental sea efectiva, es fundamental contar con herramientas concretas:
– Monitoreo ambiental continuo, que permita medir y evaluar la calidad del aire, del agua y del suelo, generando datos confiables y transparentes.
– Planes de reducción de emisión está y residuos, con metas claras y factibles.
– Economía circular, para que los residuos de un proceso se transformen en recursos para otro.
– Eficiencia energética, optimizando consumos y migrando hacia fuentes renovables.
– Capacitación constante, que involucre a todos los niveles de la organización en la cultura de la sustentabilidad.
Estas acciones, combinadas con la cooperación entre empresas, organismos públicos y sociedad civil, generan un efecto multiplicador que beneficia a toda la región.
Una mirada hacia el futuro
Los desafíos que enfrentamos no son menores. El cambio climático, la presión sobre los recursos naturales, la generación de residuos y la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero son problemáticas que requieren respuestas urgentes y coordinadas.
La industria tiene, en este contexto, un papel decisivo. No se trata de frenar el desarrollo, sino de conducirlo hacia modelos más inteligentes, eficientes y responsables. Innovar, invertir y colaborar son las claves para lograrlo.
En el CICACZ creemos que el futuro se construye desde hoy, con decisiones que integren el crecimiento económico, el cuidado ambiental y el bienestar social. La gestión ambiental no debe ser vista como un gasto, sino como una inversión que garantiza la sostenibilidad de la industria y de las comunidades que dependen de ella.
El compromiso es claro: producir cuidando el entorno. Ese es el verdadero desafío, pero también la mayor oportunidad que tenemos para demostrar que la industria y el ambiente no son fuerzas opuestas, sino aliados indispensables para un desarrollo que perdure en el tiempo.
