Durante esta semana, el Gobierno nacional avanzó en la definición de su estrategia para impulsar el nuevo proyecto de reforma laboral que busca ser tratado en las sesiones extraordinarias del Congreso. El Ejecutivo trabaja contrarreloj para consolidar apoyos legislativos, mientras que puertas adentro del oficialismo aseguran que el texto definitivo —que supera los 150 artículos— ya está en su etapa final.
La iniciativa prevé modificar distintos aspectos del régimen laboral argentino: modalidades de contratación, licencias, jornada, registros, sistemas indemnizatorios y actualización de convenios colectivos, entre otros puntos que el Ejecutivo considera claves para modernizar el mercado de trabajo.
Sin embargo, la discusión abre un frente con la CGT. La central sindical sostiene que aún no fue convocada de manera formal para analizar el contenido del proyecto y que no se les ofreció un ámbito de diálogo previo. Dirigentes gremiales anticiparon que “sin participación real, diciembre puede ponerse tenso”, dejando abierta la posibilidad de medidas de fuerza si el debate avanza sin su intervención.
Mientras el Gobierno busca ordenar su estrategia política y garantizar respaldos en ambas cámaras, la implementación de la reforma queda atada al delicado equilibrio entre la negociación parlamentaria y la reacción del movimiento obrero, que reclama ser parte activa en la discusión.
