¿Comes para alimentarte o comes para tapar emociones?
Desde que nacemos, establecemos el primer vínculo con la alimentación a través de la lactancia materna. Esta es la forma inicial de nutrirnos, donde se establece el primer lazo afectivo con la alimentación y al mismo tiempo sentirse seguro. Luego, en la niñez, disfrutamos de las comidas caseras de las abuelas y en ocasiones, los postres y golosinas; que de adultos asociaremos a momentos de felicidad, alegría, bienestar y plenitud… Y así continúa el vínculo entre los alimentos y lo que sentimos cuando comemos.
Un alimento que se consumió en momentos de alegría, se asocia a felicidad, por lo que de adultos consumimos ese alimento, que tiene atribuido el sentimiento de felicidad, en momentos de tristeza como una especie de analgesia, para que a través del alimento se pueda encontrar esa sensación de felicidad y alegría que genera comer ese alimento particular o que genera el acto de comer por deseo.
El hambre emocional no es hambre real o fisiológica (que está determinada por el descenso de los niveles de glucosa en sangre y cuando el estómago está vacío).
El hambre emocional surge como consecuencia de atribuirle sentimientos y emociones a la comida y/o alimentos específicos. Aparece como forma de afrontar situaciones, tanto positivas como negativas, pero sobretodo situaciones negativas; momentos de infelicidad, tristeza, angustia, estrés, ansiedad, depresión, etc.
Ante la presencia de emociones intensas, surge el “deseo” de comer como respuesta inmediata y repentina, para tapar emociones negativas por lo general, originándose en algunos casos, ingesta por atracón. Luego de esto, el comedor emocional siente frustración, tristeza y culpa.
Cuando una persona no sabe manejar las emociones o faltan las estrategias para saber manejarlas, nuestra conducta se ve condicionada y puede afectar, entre otras cosas, nuestro estilo de vida y hábitos alimentarios.
Esto genera sobrepeso, obesidad y aumenta la predisposición a desarrollar enfermedades metabólicas.
Generalmente, frente a la elección alimentaria del comedor emocional, suele verse que tiene mayor deseo o antojo por los alimentos dulces, sobre todo aquellos con alta concentración en azúcares y/o grasas, como los chocolates, helados, postres, galletitas, productos de panadería (facturas, bizcochitos, tortas, budines), etc. Estos alimentos por su propia naturaleza generan placer ya que en su mayoría, suelen contener Triptófano, un aminoácido esencial a partir del cual se produce Serotonina, un neurotransmisor que genera sensación de bienestar, felicidad y relajación.
Aunque casi todos los alimentos contienen Triptófano, esto no es suficiente para que un alimento forme parte de la lista de los que aportan “felicidad” ya que el Triptófano tiene mayor poder como precursor neurohormonal cuando está presente en alimentos que contienen glucosa o azucares, grasas, potasio, magnesio o vitaminas del complejo B, entre otros. Por lo tanto, alimentos que en su composición nutricional contengan al menos, uno de estos nutrientes, permite que nuestro organismo sintetice o produzca la Serotonina, llamada “hormona de la felicidad”.
La problemática del hambre emocional se debe trabajar estratégicamente desde varios puntos.
En primer lugar, el comedor emocional debe reconocer su problema, detectar sus estados de ánimo y sus sentimientos.
Desde la nutrición se debe trabajar fuertemente en la implementación de cambios en el estilo de vida, educación nutricional y alimentaria. Además, se recomienda que la persona realice Mindfulness, Yoga, Meditación y/o una actividad física o deporte que le genere placer y lo realice con gusto.
Por último, y no menos importante, es fundamental acompañar el tratamiento con asistencia psicológica, para obtener herramientas psicológicas, gestionar el estrés y la ansiedad a través de terapias psicológicas cognitivas-conductuales.
Lic. Saavedra Bárbara Soledad
MN. 9976 | MP. 5735
Nutricionista – Nutrición Genómica
Serenare Campana «Salud en Armonía »
Güemes 705, Campana.
Tel: 3489-421995
WhatsApp: 11-27935481
Online: serenare.wiri.la